Jamás habían existido tantos puentes, canales, vías de acceso... Los compradores y usuarios hoy acceden a sus compras y marcas favoritas por múltiples caminos. Los mensajes tienen un poder de ubicuidad asombroso. Pero todo nuevo poder presenta su contraparte: la carencia de una estrategia de marketing coherente o integral puede hacer que este potencial termine desparramado y dilatado en una masa de miles de impresiones, sin obtener un verdadero valor a cambio.
El marketing integrado es la respuesta a este desafío. Hoy el consumidor está asaltado por centenares de anuncios diarios. Las mentes son cada vez más proclives a desdeñarlos, como en un filtro inconsciente. La seña del marketing integrado es la coherencia, aunar esfuerzos.
Su nombre lo indica con claridad. Se trata de integrar o unificar estrategias para que un mismo mensaje pueda aprovechar el poder de los nuevos canales, retroalimentando sus efectos, en vez de desintegrarse o perder fuelle por los múltiples caminos de acceso al comprador, como si fueran granos de arena movidos a merced del viento.
Uno de los peligros del nuevo escenario es que tanto los mensajes como la imagen de marca queden fragmentados, diluidos, confusos, perdidos en un océano de propuestas.
Los canales de marketing son hoy muy complejos, cada uno con sus especialidades e incluso tonos de comunicación. La idea de una buena estrategia de marketing es que, sea cuál sea el canal, el impacto debe seguir siendo igual de significativo. Para ello se necesita claridad, organización y planificación.
Son necesarias narrativas coherentes y llamativas para afianzar el mensaje en el comprador. Unificarlas en el conjunto de canales ayudará a que cada gota de impacto sume en vez de restar. Funciona como un efecto de bola de nieve: si el mensaje es familiar, si ya ha aparecido en otro canal, en redes sociales, por ejemplo, será mucho más fácil de recordar en el nuevo entorno, siempre que mantenga una coherencia y una buena narrativa. Los clientes a su vez agradecerán esta unificación, estilo y forma de comunicar, pues tendrán una experiencia más satisfactoria.
Para ello es recomendable armarse de soluciones tecnológicas adecuadas que permitan tanto visualizar como interactuar con los distintos canales de una forma unificada. El resultado será satisfactorio, pues el mensaje cala mejor, la interacción se multiplica, y estas son las premisas del marketing bien ejecutado.
La integración del marketing, aunque al principio pueda parecer más costosa, termina reduciendo los costes al poder unificar los contenidos y mensajes en distintos canales y departamentos, aprovechando una comunicación más sincronizada y multiplicando la efectividad de los recursos ya existentes.
Usando los mismos elementos visuales en distintos contextos, afianzado una forma de comunicar que represente e identifique a la marca, desarrollando distintas estrategias con un espíritu omnicanal, el marketing integrado puede darnos muchas ventajas.
Desde analizar los datos de los clientes y fusionar los objetivos en distintos departamentos al uso de plataformas de automatización que sirvan para establecer una narrativa más efectiva. Con un mismo espíritu y objetivo en las campañas grandes y pequeñas, el cliente recordará mejor la información, la integrará también entre la multitud de mensajes recibidos, se sentirá más interesado por la marca, y todo gracias a una estrategia de marketing bien integrada.
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